Orientación vocacional: Acompañamiento del futuro estudiante

Recordemos el momento exacto en que decidimos qué estudiar. El acompañamiento del futuro estudiante tiene sus dificultades. Volvamos a esa instancia, que probablemente estuvo cargada de expectativas, presiones e incluso angustias. Ahora viéndolo en retrospectiva: ¿cómo estuvo esa decisión? si volviera al pasado, ¿la cambiaría? o ¿qué le agregaría? ¿qué me hubiera gustado que me hubieran dicho a esa edad?


Desde dónde nos posicionamos para el acompañamiento del futuro estudiante

Siempre influye el contexto en el cual se toma la decisión, en el sentido de que cada joven tiene una realidad distinta que puede ser significativa a la hora de decidir. Se posiciona desde un lugar privilegiado quien provenga de una familia afectivamente empática que apoya la libertad de elección o aquella persona que provenga de una familia con mejores recursos socioeconómicos. También influye si en el contexto educativo se tuvo espacios para la búsqueda y reflexión de la exploración vocacional. Además de los factores externos, son relevantes los factores internos, es decir, el grado de autoconocimiento, seguridad e independencia del joven. En detalle, algunos aspectos reforzadores son que logre identificar sus intereses y habilidades, junto con que sea capaz de escoger lo que desea sin perderse en las expectativas de su entorno. A su vez, es fundamental que tenga un rol de búsqueda activo frente a la información proveniente de las casas de estudios (como por ejemplo, averiguar el plan de estudios de cada institución, la duración de la carrera, el costo anual, la empleabilidad, entre otros factores). 


La angustia del no saber 

Tienes derecho a no saber
Tienes derecho a no saber

Primero que todo: ¡no te alarmes! El estudiante tiene derecho a no saber qué quiere hacer cuando termine sus estudios escolares. Recordemos que hay varias opciones que pueden tomar: el área técnica-profesional, área universitaria, realizar una formación alternativa, ingresar directamente al área laboral o simplemente tomarse un tiempo. El sentirse perdido respecto a qué estudiar puede deberse a una limitada elaboración de la temática que dificulta expresarlo en palabras. 

Arteterapia y autoexploración

Consideremos que el arte terapia es una técnica especialmente útil cuando no tenemos las palabras para describir lo que nos pasa y lo que sentimos. Una manera de acompañar al estudiante es realizando el siguiente ejercicio, el cual tiene como finalidad seguir conociéndose. Cabe mencionar,  que anoten todo lo que se les viene a la mente aunque no lo consideren importante.


Actividad de autoconocimiento “La silueta”:

Happy Mama - Dibujando la silhueta
©Happy Mama – Dibujando la silueta

Consigue dos pliegues de papel craft, plumones de colores, revistas, tijeras y cinta adhesiva. Ahora, solicita que unan los dos pliegues a lo largo, y en duplas, por turnos, trazan la silueta del compañero. Luego, se les pide que de manera individual completen su propia silueta por medio de escritura, dibujos o recortes, siguiendo estas instrucciones: 

  • Dentro de la cabeza representarán todo lo que piensan y conciben respecto a este proceso de lo que desean realizar a futuro (la parte cognitiva). 
  • Al corazón situarán todas las emociones que han identificado en este proceso. 
  • En los brazos y manos, todo lo relacionado con las acciones que han realizado al respecto. 
  • Por las piernas y pies se representa el vínculo con sus raíces (personas cercanas) frente a esta temática (¿me han apoyado? ¿les he contado?, etc). 

Al finalizar la actividad se recomienda un momento para reflexionar en parejas o de forma grupal acerca de cómo fue la experiencia de cada uno. Se puede guiar este espacio con preguntas estándar, tales como: ¿cómo estuvo el proceso? ¿qué fue lo más fácil y lo más difícil? ¿por qué crees que fue así? ¿viendo nuevamente tu silueta terminada, visualizas o relacionas algo nuevo que no tenías identificado? ¿cómo se titularía tu silueta? 

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Acompañar al futuro estudiante desde el rol de educador o cuidador

El ejercicio descrito es una de las formas para reflexionar y problematizar acerca de este largo proceso llamado orientación vocacional. Como acompañantes es relevante bajar la presión, puesto de que de por sí es una situación a la que se da demasiada significación social, familiar e individual. No es necesario presionar más al estudiante.  A su vez, los educadores podemos observar nuestra propia experiencia laboral y compartirla, dando a conocer cómo hemos ido descubriendo otras funciones que no sabíamos que teníamos o éramos capaces de realizar, ya que las motivaciones y pasiones pueden ir variando con el transcurso del tiempo.

No porque un estudiante tenga buenas calificaciones en una asignatura determinada, significa que debe estudiar algo relacionado con aquello.

Por último, es fundamental no estigmatizar y evitar las asociaciones lineales, en el sentido de que no porque un estudiante tenga buenas calificaciones en una asignatura determinada, significa que debe estudiar algo relacionado con aquello. Del mismo modo, como acompañantes podemos reforzar las habilidades que visualizamos en ellos, hacer preguntas abiertas acerca de sus intereses actuales o motivaciones de su infancia, y sobre todo, instar a que el joven busque activamente alguna área o estudio que lo motive en su vida cotidiana.  


Referencias:

Virginia Galilea – La orientación vocacional

Maria Jose Martin Moreno – Sistema experto de orientación vocacional

Andrea Urrejola – Vocación Versus conveniencia

 

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Irina Weinstein

Irina Weinstein

Arteterapeuta y Psicóloga educacional.